Manejo de tiempo:
Guía para los
escritores universitarios
Preparación: (Tiempo variable)
1.
El tiempo que se requiere para escoger un tema y para las fases preparativas
es muy variable, y depende de la naturaleza de su tarea y de las
instrucciones del profesor, su audiencia deseada, las investigaciones que se
tienen que llevar acabo, su propio grado de dominación previa de la materia y
el tamaño deseado de la obra misma. Estas etapas muy necesarias en el proceso
de la composición se pueden tardar desde pocos segundos hasta muchos años, pero
suelen determinarse por los límites reales de tiempo impuestos por el profesor
para la entrega de la obra.
2.
La investigación, si es precisa, le puede durar cuanto tiempo quiera, pero es muy aconsejable fijarse un límite determinado (antes de tal hora,
o no más X horas de Internet o el la biblioteca). No hay que sobrepasar ese
límite si no es que todavía no ha encontrado datos académicos suficientes como
para poder escribir una obra adecuada, o si todavía anda buscando fuentes o
datos esenciales que sí existen y que se esperan encontrar antes de vencerse el
plazo para la entrega de la tarea determinada.
3.
Libros pedidos de otras
bibliotecas o comprados por Internet se pueden tardar desde
pocos días hasta varias semanas en llegar.
Composición del Borrador (Un mínimo absoluto de 20
minutos por página de computadora)
4.
Vale comenzar su borrador lo más pronto que pueda. Ya con esas primeras palabras en la página (o
en la pantalla), lo demás le resulta mucho más fácil.
5.
Hay que saber cuáles son sus horas óptimas del día y
reservarlas para escribir. Nunca hay que
posponer las tareas escritas hasta no llegar el cansancio u hasta que no tenga sueño. La
composición cansada es casi siempre la mala composición.
6.
Una regla importante es dejarse un mínimo de 10 minutos
por párrafo para producir el borrador de un texto ordinario (menos de 3 páginas de
computadora). Eso quiere decir que para un ensayo u tarea de cuatro párrafos
hay que contar con 40 minutos a lo más mínimo para escribir un borrador
preliminar adecuado.
7.
Para las obras más largas hay que permitirse un mínimo
absoluto de una hora por cada tres páginas de borrador. Si piensa invertir menos
tiempo hay más riesgo, sino una certeza de que va acabar produciéndo basura.
El tiempo que se ahorra escribiendo de prisa luego se pierde en el proceso de
la revisión y la corrección. La buena composición, al igual que el amor, exige
su propio tiempo, y el enorgullecerse por lo rápido de su composición escrita
equivale a tener orgullo de su tremenda rapidez entre las sábanas.
8.
Ya terminado el borrador,
lo mejor es dejarlo a un lado hasta el día siguiente.
De esta manera podrá volver a mirarlo con “ojos nuevos” y así distinguir
a los errores que se le hubieran pasado luego luego
de escribirlo.
Revisión y Corrección (1 o 2 x el tiempo que
duró en producirse el borrador)
9.
A lo mero mínimo hay que reservar la misma cantidad de tiempo para la
revisión y corrección que había invertido en la producción del borrador.
Según algunos expertos, para las obras importantes o muy complicadas (es decir,
para el texto académico u profesional) se exige para la revisión y la
corrección hasta dos veces el tiempo que duró en escribirse el borrador. Esto
quiere decir que una tarea importante de dos o tres páginas requiere entre
dos y tres horas para completarse en forma final. (Por ejemplo, la
producción del presente documento me duró dos horas, mas otras dos horas para la
traducción.)
Creen muchos
alumnos que el borrador es la parte más importante del proceso de la
composición, pero se equivocan. En realidad, el borrador es la parte que menos
importancia tiene. El análisis, la organización de la materia, la revisión y la
corrección todos contribuyen mucho más a la realización de un producto final
efectivo. Su única meta durante la producción del borrador debe ser la de poner
sus pensamientos en blanco y negro para luego comenzar a rescribirlos. El borrador carece de cualquier otro valor. A
pesar de los muchos errores que contenga, cumple el borrador con su propósito
con su mera creación.
Hay que
escribir su borrador lo más pronto que pueda.
Aunque sea el borrador el componente menos importante del proceso de la
composición, no puede uno comenzar a revisarlo hasta no tenerlo a mano. Y si no
se reserva tiempo suficiente como para su revisión y corrección, ese borrador
que bien pudiera haberse transformado en una maravilla le puede resultar apenas
adecuado, o hasta no adecuado.
(Neumann, Richard K. Legal Reasoning and
Legal Writing. 4th Ed. Gaithersburg:
10. Hay que revisar y rescribirlo primero, antes de corregirlo. Vale recordar lo que escribió Theodore Sturgeon (citado por el escritor Richard Lederer): “El noventa por ciento de todo es mierda.” Por
eso siempre hay que dejarse tiempo suficiente como para rescribir el noventa
por ciento de su obra (o hasta tirarla y rescribirla de nuevo) si es preciso.
11. Déjese tiempo suficiente como para leer su texto a voz alta, o para que alguien más le lea el texto a voz alta. Esta es una de las
cosas más importantes que se puede hacer para mejorar la calidad de un
texto. Los centros de lenguaje del
cerebro humano tienen más poder que ningún sistema digital, y fácilmente pueden
detectar errores que ni los programas cibernéticos más especializados alcanzan
a identificar.
12. Si está escribiendo en un idioma que no es su idioma materno, o si tiene problemas especiales con la ortografía, la puntuación o la
gramática, queda imprescindible presentar su obra a un tutor, asesor, profesor
u otro experto cuya lengua materna es el idioma del documento. ¡No hay otro remedio! Y no hay otra manera de alcanzar el
éxito. Se lo garantizo.
13. Luego, al fin, hay que corregir su texto. Depende del tamaño de su
texto el tiempo necesario para este proceso. ¡Jamás hay que confiar su
suerte a los programas de revisión de ortografía y gramática de la computadora!
Siempre hace falta una revisión manual. El mejor método para esto es
imprimir su obra, luego revisarla y corregirla en forma impresa (o mejor, que
alguien más le revise el texto), luego entrar las correcciones necesarias en la
computadora, y por fin imprimir la versión final y revisarla de nuevo antes de
entregarla al profesor o al editor.
14. Siempre hay que imprimir junto con su versión final unas copias extra. En caso de un documento muy difícil o de suma importancia, vale guardar
copias digitales e impresas (varias) en distintos lugares, incluyendo
mandándoselo a si mismo por e-mail en dado caso que le falla un disco u la
computadora misma, cosa que suele pasar en el peor momento posible.
15. Vale la pena guardar de manera permanente y segura copias digitales e
impresas de todas las obras escritas creadas durante sus años universitarios. Nunca se sabe para cuando las va necesitar.
O.W. (rev. 9/07)
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